Vidas entrelazadas.
Algunos dicen que ningún encuentro es coincidencia y que todo lo que acontece es parte de una historia que ya está escrita; por eso, cuando tuvo todos esos recuerdos entre sus manos, supo que debía volver a recorrer sus pasos, revivir sus momentos y reivindicar su memoria. Fotografías, cartas y documentos dormidos por años en una caja, se despertaron frente a ella y la atraparon para siempre. Sintió una emoción especial, indescriptible, también ganas de llorar; fue entonces cuando se habían encontrado irremediablemente. Sucedió en la casa de sus padres, cuando tenía 23 años, desde entonces supo que nada fue casual, sino causal y entendió que ella “la había buscado” para que cuente su historia. Se trata de María Orska, la famosa actriz de teatro y cine, que en los años 20 tuvo a Alemania y al mundo a sus pies, y de su sobrina nieta, María Clara Orska, quien ahora, a través de un libro, recoge la vida de la estrella que iluminó los escenarios de Berlín y fascinó con su enigmático encanto y arrollador talento.

El lujoso departamento de María en Viena, en donde se instaló en 1924. Estaba ubicado en el exclusivo barrio de la calle Maria-Theresien, fue destruido en la Segunda Guerra Mundial como consecuencia de un bombardeo.
La historia de la familia Orska en Ecuador empieza con la llegada de Edwin Orska, en 1938. En la sala de su casa, María Clara, nieta de Edwin, hermano de María, recuerda el pasado de su familia y cuenta que su abuelo vino al país para casarse con su abuela, Elsa Lasso. Se conocieron en Berlín, cuando ella viajó junto a su padre, Juan Manuel Lasso, encargado de negocios del gobierno ecuatoriano.
La actriz y su hermano Edwin (abuelo de María Clara) cuando eran niños, retratados en Nikolayev, su ciudad natal, a orillas del Mar Negro.
Interpretando a Joséphine (la amada de Napoleón) en la obra Napoleón, junto al actor alemán Hans Brausewetter.
Más allá del Muro de Berlín
Pasaron los años, hasta que llegó el día en que, fortuitamente, María Clara encontró una caja con los recuerdos de la mujer que marcaría su propia historia. Desde ese instante, no ha parado de investigar y de guardar todo cuanto habla de ella; desde fotografías y tarjetas, hasta las cartas con su puño y letra, todo lo que evidencia su vida como artista consagrada y como mujer infinitamente sensible e intensa. “Cuando me di cuenta de su magnitud como persona y artista, pensé que tenía que ser reivindicada porque su historia se quedó dormida tras los muros de Berlín”, enfatiza. Luego de años de permanecer en esta búsqueda de señales, siguiendo de cerca su rastro, María Clara, sintió que era momento de que la huella de su tía abuela quedara plasmada y que era ella quien debía hacerlo. “Para mí esto ha sido una misión, una obsesión, también una pasión y una gran ilusión, una puerta hacia mi interior”, responde al preguntarle qué ha significado vivir todos estos años con María en el corazón. Pero, ¿quién es esta mujer que eclipsó Alemania, en plena Primera Guerra Mundial?
La dacha (casa de campo en ruso) en la que María creció, fue construída en 1900 a orillas del Mar Negro.
María junto a su esposo el barón Hans von Bleichroeder, quien era considerado “rompecorazones” e “incasable”, hasta que el 12 de noviembre de 1920 contrae matrimonio con la actriz.
María actuando con el célebre actor de la época Alfred Abel en la comedia de humor negro “Camaradas, del escritor sueco August Strindberg.
Otoño de 1920: Robert Leonard, reconocido artista gráfico alemán, María y Hans von Bleichroeder, semanas antes de su boda, en el exclusivo balneario de Baden-Baden
Conexión más allá del tiempo
Pero la vida de la actriz no solo estuvo llena de luces y aplausos, también tuvo lágrimas y una inexplicable pena que siempre la acompañó, algo que María Clara explica como la “nostalgia rusa”. Cartas escritas por la actriz hablan de tristeza, soledad, frustración; de un corazón que se ahogaba en desesperación y de la desdicha por un mal amor. Junto a María Clara, quien intenta develar los profundos sentimientos de su tía abuela, está Margarita Borja. Ella es la periodista a quien María Clara le encomendó la elaboración del libro. Ambas conocen tanto de María que parece que habrían compartido momentos de su vida con ella. Coinciden en que esa arraigada pena pudo deberse a su imposibilidad de ser madre y al sufrimiento causado por su esposo el barón Hans von Bleichroeder, uno de los hombres más ricos de Alemania, de quien estaba perdidamente enamorada y con quien vivió una tormentosa relación. Su vida con él fue dulce y amarga, lo tuvo todo, pero, al mismo tiempo, no tuvo nada. “Ella vivió para el amor y murió de amor”. “Tuvo lo que cualquier mujer habría deseado para ser feliz, pero nunca lo fue”, señala Margarita.
María en su Cabriolé descapotable, un automóvil francés de lujo. Fue uno de los primeros autos de este tipo. Ella siempre marcaba tendencias en todos los ámbitos.
“Eternamente, guardamos solamente lo perdido” María Orska. Mayo 30/1918.
De luces y lágrimas
No fue alemana ni su nombre verdadero fue María Orska. Nació en Nicolayev, una ciudad ubicada en lo que hoy es Ucrania, en una familia de origen judío, cuyo estilo de vida fue como la de cualquier familia europea de la alta burguesía. A los 16 años, fue a Viena a estudiar actuación, más tarde se trasladó a Hamburgo y luego a Berlín, entonces empezó a brillar y dejó de firmar como Rachel Blinderman. Era 1915, y para esa época ya todos conocían a la gran María Orska. Su talento la hizo ascender rápidamente, ganarse un sitial en la escena artística, ser la protagonista de la época de oro del teatro alemán y, más tarde, la actriz más solicitada por los grandes directores de cine. Se destacó por interpretar obras modernas y vanguardistas para ese tiempo. Hacía papeles de femme fatal con una enorme fuerza interpretativa que la hacía transformarse en el escenario y en la pantalla. Fue un referente en la actuación y en la vida; una mujer que rompió los estereotipos de su época, de alma libre, bella, llena de una sensibilidad y erotismo que enloquecieron a Alemania y, así mismo, de una encantadora intelectualidad. Las revistas de la época competían por tener un primer plano de su melancólica mirada. Lo que ella revelaba en las entrevistas -cómo vestía, lo que comía-, todo, se transformaba en tendencia, todas querían ser como María Orska.
Matrimonio de Edwin Orska y Elsa Lasso en la hacienda La Ciénega, el 12 de marzo de 1938.
Descansa junto a un ángel
Desde que arrancó la investigación, que se desarrolló entre bibliotecas y teatros de Berlín, Viena, Leipzing, Colonia y Ucrania, y que duró alrededor de tres años, la periodista se identificó con la historia de la gran María. Para ella este proceso ha significado toda una “misión” con la que se siente muy involucrada. Cuenta que la obra será una biografía novelada y estará lista a mediados del próximo año. Este proceso ha sido como armar un rompecabezas cuyas piezas se han ubicado en distintos lugares hasta los que llegó para confirmar datos y encontrar más información. “María nos fue conduciendo en la investigación”, afirma. Cada dato era una pista nueva. Una de ellas la llevó hasta un cementerio en Viena donde se encuentra la tumba olvidada de María Orska, junto a la estatua de un ángel. El telón que siempre acompañó a la actriz se cerró para siempre, cuando tenía 38 años. Probablemente, murió de pena. Hoy, luego de conocerla bien, Margarita sabe que María no descansará hasta que se cuente su historia.
María Clara siente lo mismo, eso lo sabe desde el día en que abrió aquella caja y entendió las extrañas conexiones que tiene la vida.

Pie de nota y créditos.
Esta entrevista fue publicada originalmente en revista CARAS Ecuador. Diciembre, 2014.
Dirección: Rosanna Mancino.
Redacción: Ana Gabriela Dávila
Foto de María Clara Orska y Margarita Borja: David Soria
Fotos de María Orska: Cortesía de María Clara Orska.
Foto principal de portada: Hacienda La Ciénega.
Que labor tan interesante ha hecho María Clara al descubrir y contar la historia llena de luces y sombras. La verdad es que todos deberíamos conocer nuestros orígenes, ya que ello determina en gran parte quiénes somos y por qué estamos donde estamos.
Absolutamente de acuerdo Maite. Conocer y reconocer a nuestros antepasados es una forma de honrarlos y de entender lo que somos, hacemos y lo que dejamos en este mundo… esas cajas de recuerdos son un gran recurso para evitar el olvido.
Creo que todos deberíamos dejar una caja con nuestros recuerdos para que en el futuro alguien se pueda sentir identificado con nosotros. Y sí, la vida tiene a veces extrañas conexiones. Me ha gustado mucho conocer la historia de estas dos mujeres.
¡Gran idea Susana! Empezaré a alistar la mía…los recuerdo son parte de nuestro legado. Esas cajitas valen oro para todas las familias y más aún para quien tiene la sensibilidad y la certeza de atesorarlas.
Gracias por contarnos la historia de las dos visas entrelazadas en diferentes épocas de la famosa actriz en los años 20 en Alemania María Orska y de su sobrina nieta María Clara Orska que escribió un libro sobre la vida de la estrella. Un beso enorme
Bela, gracias a ti por tu interés en esta fascinante historia de las Orska.
No conocía a la actriz María Orska. Estaré esperando este libro con ansias. Qué vida tan interesante. Y que bueno que dejara esa caja que su sobrina nieta encontró y que nos conducirá a conocer más sobre ella.
Así es Vero, me alegra saber que te ha interesado la historia de María Orska, cuando el libro salga a la luz, te lo haré saber.
Saludos, Rosanna
Wow esta historia me ha dejado sin palabras. Que hermoso que el recuerdo de María Orska ahora sea honrado🙏🏻💜
Así es Yasamri, una historia que no estaba destinada al olvido, y gracias a su sobrina nieta será ahora recordada.
Qué bueno que Maria Clara decidiera que la historia de María Orska llegase a más gente, es muy bonito poder conocer la historia de nuestros antepasados. Y por supuesto, ojalá haya en el mundo muchas mujeres capaces de romper estereotipos y ser referentes en el futuro!
Absolutamente, María, y como mujeres debemos ser eco de esos sueños que nos dejan inspiración y también importantes lecciones de fortaleza.
Me encanta este tema, pienso que es tan importante recordar las vidas de nuestros antepasados, y llega a ser asombroso como en el fondo se parecen tanto a las nuestras.
Así es Irene, tienes toda la razón. ¡Saludos!
Qué bonita historia, no me extraña que su sobrina nieta quedase enamorada y con ganas de descubrir más sobre la historia de Maria Orska, y gracias a ella su historia nos puede llegar hasta nuestros días, estoy deseando leer el libro cuando se publique.
Absolutamente, Laura. Imagínate qué historia, fascinante. Imposible dejar que siga durmiendo en los recuerdos, y por esa razón creí importante darla a conocer, cuando María Clara nos la contó, vibramos de la emoción.
Saludos cordiales!
Creo que el aprender e investigar sobre nuestros orígenes nos ayuda a entender mucho la manea en que somos. Cuando me casé me sorprendió ver una caja llena de fotos e información que mi esposo ha ido acumulando sobre su historia familiar y me inspiró a preguntarme sobre la mía. Me encantó ver la cantidad de fotografías que muestras en tu artículo nos ayuda a imaginarnos toda la historia.
Me alegra mucho Silvia que te haya interesado esta historia, y sí conservar recuerdos que perduren creo que es algo muy bonito y futuro para generaciones cada familia. Un saludo cordial, Rosanna