Imagina esta escena. Estás en casa, por salir a dar un paseo en el parque con tus hijos. De repente te asomas a la ventana y ves que empieza a llover. ¿Cuál sería tu reacción? Lo más probable es que decidas guardarte, al menos hasta que pase la tormenta. Cuando María José ve la lluvia a través del cristal, en cambio, tiene el impulso de salir y jugar en la lluvia de la mano de sus niños a las faldas del volcán, tal como se lo enseñó su madre.

Para ti, ¿qué es ser mamá?
Para mí, la maternidad ha sido una realización. A más de ser madre de hijos, soy madre de proyectos; soy madre de animales… Tengo muchas facetas de maternidad. Y esa es una de las cosas que yo considero innatas en la mujer, independientemente de si tienes o no tienes hijos. Las mujeres somos gestoras de proyectos, de cambios, de cosas que necesitan no solo ser pensadas, sino también ser nutridas, ser criadas. Tenemos la capacidad de criar.

¿Qué elemento de tu rutina refleja mejor tu relación con la naturaleza?
Yo nací y crecí muy cerca de los caballos y estos animales tienen muchas implicaciones. Nos transportan; nos ayudan a tener libertad; son animales que requieren cuidado, conexión y tacto. Pero también se sintonizan con nosotros en otros niveles. Yo hago trabajo de coaching con empoderamiento a través de caballos. Por un lado están en nuestras vidas para explorar nuevos lugares; pero por otro lado, también son animales que nos ayudan a viajar hacia adentro, a hacer una introspección.
También veo que les enseñas a tus hijos valorar, por ejemplo, a las lombrices más pequeñas; a respetar desde los seres más diminutos, hasta los más imponentes…
¿Cómo describirías a una madre que crece dentro de la cosmovisión andina?
Una de las cosas lindas es que nos sostenemos entre mujeres. Son las abuelas, las madres, las amigas, las vecinas las que nos estamos dando la mano para nutrir estos proyectos. Hay una complicidad hermosa y eso es lo que ahora hace posible que yo como mujer pueda sostener todas estas cosas que me motivan y me gustan al mismo tiempo. A mí mi trabajo me hace vibrar; me fascina, pero mi prioridad es mi familia. Entonces, ¿cómo puedo balancear todo esto? Gracias a esta hermandad entre mujeres.
¿Cómo es convivir tanto con la belleza, como con la amenaza del volcán?
Para lidiar con esas emociones trabajas desde lo que sí conoces, desde las certezas que sí tienes. Hemos hecho un trabajo psicológico para ir construyendo resiliencia. El primer paso fue investigar y hablar con las personas de la comunidad que vivieron las erupciones del volcán del pasado. Así, las generaciones actuales se dieron cuenta de que sus tatarabuelos y abuelos habían sobrevivido a una erupción; recibiendo, así, esperanza de primera mano. Los procesos que se viven aquí son importantes y vale la pena compartirlos con el mundo. Han involucrado a expertos e instituciones, como el Instituto Geofísico, la Universidad de Oxford y la Universidad de Plymouth, Ashtanga.
¿Cómo es la mamá latina?
Creo que podemos hablar de la mamá latina y, en general, de una mujer que vive enraizada, que conoce de dónde viene. Si como madre tienes raíces sólidas, vas a tener una capacidad de incorporar estos conocimientos y darles un sentido más profundo; algo que quizás no vas a tener si estás muy a la expectativa de qué es lo nuevo; si comienzas a confundirte, a anular tu esencia. Se trata de que, como mujeres, podamos estar conectadas con nuestra propia voz y no estar abrumadas con tanta información que viene de todos lados y que a veces nos confunde y nos abruma. Personalmente podría decir que yo tengo un carácter súper ligero, cuando no saco la chancleta (ríe). No me siento necesariamente identificada con la visión de la mujer latina como la mamá abnegada y a veces hasta víctima. Por el contrario, la veo como una matriarca poderosa, una madre que da mucho amor y contención; pero que al mismo tiempo se muestra con sus emociones a flor de piel y por eso muchas veces estamos a un “así” de perder la cabeza.



¿Qué aprendiste de tu mamá?
Es una mujer que tiene mucha sabiduría y la comparte. De ella aprendí el amor al campo; la importancia de la familia, las relaciones y las conexiones. Aprendí que las cosas se hablan y se ponen sobre la mesa. En mi crianza mi mamá fue una persona muy presente en mi vida y al mismo tiempo me otorgaba libertad, porque confiaba en mí. De ella aprendí el gusto por la aventura, por la expedición. Nos decía: “A ver, guaguas, vamos a escalar esa montaña” o “Vamos a explorar esa quebrada. Vamos a que nos caiga la lluvia”.


En detalle
- Lo que convoca a la familia: la cocina, la comida, la mesa tienen un rol fundamental. Ahí se cuecen saberes y memorias y es el chance que tenemos de pasar un tiempo con la familia.
- Tradiciones: el rodeo, la colada morada, la fanesca y los martes de juegos familiares.
- De su madre recuerda: me encantaba meterme en la cama de mis papás cuando estaba helado y recuerdo el olor de mi mamá como una sensación de bienestar. También me acuerdo que me dejaba desbaratar la sala para construir ahí mis propios castillos.
- Frase de cabecera: en lugar de “No hablen con extraños”, yo les digo “Niños, hablen con los extraños”, para inculcarles el interés por la visión del otro.

Esta entrevista fue parte de la campaña del Día de la Madre de Yanbal. Personalmente, me encantó colaborar con esta empresa que reconoce la diversidad y celebra la esencia de la mujer latina.
Que lindo conocer a María José y no solo como es criar a los hijos bajo un volcán. Me encantó como se siente madre de tanto que rodea. Y especialmente su proyecto del libro para rescatar las tradiciones orales de la zona.
Sí, una mujer y madre proactiva. ME encantó escucharla y verla en acción. Saludos Vero desde Ecuador.
Yo me creía súper mamá por educar un año a victoria en casa pero educar a Los hijos bajo un volcán es increíble 🥰 gracias por compartir esto con nosotras
Pensé exactamente lo mismo, y un volcán activo!… que cuando se enoja, soy testigo de que se enoja muy feo. Saludos Noemi.
La verdad no me imagino vivir bajo un volcán, pero es interesante conocer a personas y su experiencia, sobre todo tratándose de criar hijos. El paisaje es tan bello y seguro debe ser bien bonito!
Me encanta saber que te ha interesado Blanca, y sí, si ya ser mamá es una aventura, imagina serlo bajo las faldas de un volcán activo.
Que maravillosa historia y que lindo que Maria José pueda educar a sus hijos bajo un volcán. No sólo es poético y hermoso sino muy interesante. Me encanta cuando ella dice que lo importante es formar resiliencia, una de las cosas más importantes que debemos formar en nuestros hijos. En mi humilde opinión. Una entrevista que me encantó.
Gracias Silvia por tu interés y leerla, creo que entre mamás y mujeres siempre que conversamos, nos enriquecemos. ¡Saludos!
Que interesante entrevista, no había pensado como sería educar hijos bajo un volcán. me encantaría conoicer el volcán Cotopaxi los paisajes están bellísimos!
Cuando vengas me avisas Brenda, es muy emocionante e interesante. Además el lugar, la hacienda El Porvenir es muy, muy linda.
Felicitaciones mujer y madre latina, empoderada, respetuosa con la vida y con tus propias emociones. Excelente !
Gracias por tus palabras Andrea. ¡Saludos!